旧約
- GénGénesis
- ÉxoÉxodo
- LevLevítico
- NúmNúmeros
- DeuDeuteronomio
- JosJosué
- JueJueces
- RutRut
- 1Sa1 Samuel
- 2Sa2 Samuel
- 1Re1 Reyes
- 2Re2 Reyes
- 1Cr1 Crónicas
- 2Cr2 Crónicas
- EsdEsdras
- NehNehemías
- EstEster
- JobJob
- SalSalmos
- ProProverbios
- EclEclesiastés
- CanCantar de los Cantares
- IsaIsaías
- JerJeremías
- LamLamentaciones
- EzeEzequiel
- DanDaniel
- OseOseas
- JoeJoel
- AmóAmós
- AbdAbdías
- JonJonás
- MiqMiqueas
- NahNahúm
- HabHabacuc
- SofSofonías
- HagHageo
- ZacZacarías
- MalMalaquías
新約
- MatMateo
- MarMarcos
- LucLucas
- JuaJuan
- HecHechos de los Apóstoles
- RomRomanos
- 1Co1 Corintios
- 2Co2 Corintios
- GálGálatas
- EfeEfesios
- FilFilipenses
- ColColosenses
- 1Te1 Tesalonicenses
- 2Te2 Tesalonicenses
- 1Ti1 Timoteo
- 2Ti2 Timoteo
- TitTito
- FilFilemón
- HebHebreos
- SanSantiago
- 1Pe1 Pedro
- 2Pe2 Pedro
- 1Ju1 Juan
- 2Ju2 Juan
- 3Ju3 Juan
- JudJudas
- ApoApocalipsis
聖書のバージョン
簡体字中国語
英語
繁体字中国語
スペイン語
韓国語
ロシア語
インドネシア語
フランス語
日本語
アラビア語
設定
節番号を表示
タイトルを表示
脚注を表示
詩のリストビュー
Estatua de oro del rey Nabucodonosor
1El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro que medía veintisiete metros de altura y dos metros y medio de ancho3:1 En arameo 60 codos [90 pies] de altura y 6 codos [9 pies] de ancho. y la levantó sobre la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia.
2Luego envió mensajes a los altos funcionarios, autoridades, gobernadores, asesores, tesoreros, jueces y magistrados y a todos los funcionarios provinciales para que asistieran a la dedicación de la estatua que había levantado.
3De modo que todas estas autoridades3:3 En arameo los altos funcionarios, autoridades, gobernadores, asesores, tesoreros, jueces y magistrados y todos los funcionarios provinciales. vinieron y se pusieron de pie ante la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado.
4Entonces un vocero proclamó: «¡Gente de todas las razas, naciones y lenguas escuchen el mandato del rey!
5Cuando oigan tocar la trompeta, la flauta, la cítara, la lira, el arpa, la zampoña y otros instrumentos musicales,3:5 La identificación de algunos de estos instrumentos musicales es incierta. inclínense rostro en tierra y rindan culto a la estatua de oro del rey Nabucodonosor.
6¡Cualquiera que se rehúse a obedecer será arrojado inmediatamente a un horno ardiente!».
7Así que al sonido de los instrumentos musicales,3:7 En arameo la trompeta, la flauta, la cítara, la lira, el arpa y otros instrumentos musicales. toda la gente, de cualquier raza, nación o lengua, se inclinó rostro en tierra y rindió culto a la estatua de oro que había levantado el rey Nabucodonosor.
8Sin embargo, algunos de los astrólogos3:8 En arameo caldeos. se presentaron ante el rey y denunciaron a los judíos.
9Dijeron al rey Nabucodonosor: «¡Que viva el rey!
10Usted emitió un decreto que exige a todo el pueblo inclinarse y rendir culto a la estatua de oro al oír tocar la trompeta, la flauta, la cítara, la lira, el arpa, la zampoña y otros instrumentos musicales.
11Ese decreto también establece que quienes se rehúsen a obedecer serán arrojados dentro de un horno ardiente.
12Pues hay algunos judíos —Sadrac, Mesac y Abed-nego— a los que usted puso a cargo de la provincia de Babilonia que no le prestan atención, su majestad. Se niegan a servir a los dioses de su majestad y no rinden culto a la estatua de oro que usted ha levantado».
13Entonces Nabucodonosor se enfureció y ordenó que trajeran ante él a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Cuando los trajeron,
14Nabucodonosor les preguntó:
—¿Es cierto, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que ustedes se rehúsan a servir a mis dioses y a rendir culto a la estatua de oro que he levantado?
15Les daré una oportunidad más para inclinarse y rendir culto a la estatua que he hecho cuando oigan el sonido de los instrumentos musicales.3:15 En arameo la trompeta, la flauta, la cítara, la lira, el arpa, la zampoña y otros instrumentos musicales. Sin embargo, si se niegan, serán inmediatamente arrojados al horno ardiente y entonces, ¿qué dios podrá rescatarlos de mi poder?
16Sadrac, Mesac y Abed-nego contestaron:
—Oh Nabucodonosor, no necesitamos defendernos delante de usted.
17Si nos arrojan al horno ardiente, el Dios a quien servimos es capaz de salvarnos. Él nos rescatará de su poder, su majestad;
18pero aunque no lo hiciera, deseamos dejar en claro ante usted que jamás serviremos a sus dioses ni rendiremos culto a la estatua de oro que usted ha levantado.
El horno ardiente
19Entonces Nabucodonosor se enfureció tanto con Sadrac, Mesac y Abed-nego que el rostro se le desfiguró a causa de la ira. Mandó calentar el horno siete veces más de lo habitual.
20Entonces ordenó que algunos de los hombres más fuertes de su ejército ataran a Sadrac, Mesac y Abed-nego y los arrojaran al horno ardiente.
21Así que los ataron y los arrojaron al horno, totalmente vestidos con sus pantalones, turbantes, túnicas y demás ropas.
22Ya que el rey, en su enojo, había exigido que el horno estuviera bien caliente, las llamas mataron a los soldados mientras arrojaban dentro a los tres hombres.
23De esa forma Sadrac, Mesac y Abed-nego, firmemente atados, cayeron a las rugientes llamas.
24De pronto, Nabucodonosor, lleno de asombro, se puso de pie de un salto y exclamó a sus asesores:
—¿No eran tres los hombres que atamos y arrojamos dentro del horno?
—Sí, su majestad, así es —le contestaron.
25—¡Miren! —gritó Nabucodonosor—. ¡Yo veo a cuatro hombres desatados que caminan en medio del fuego sin sufrir daño! ¡Y el cuarto hombre se parece a un dios3:25 En arameo se parece a un hijo de los dioses.!
26Entonces Nabucodonosor se acercó tanto como pudo a la puerta del horno en llamas y gritó: «¡Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salgan y vengan aquí!».
Así que Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron del fuego.
27Entonces los altos funcionarios, autoridades, gobernadores y asesores los rodearon y vieron que el fuego no los había tocado. No se les había chamuscado ni un cabello, ni se les había estropeado la ropa. ¡Ni siquiera olían a humo!
28Entonces Nabucodonosor dijo: «¡Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego! Envió a su ángel para rescatar a sus siervos que confiaron en él. Desafiaron el mandato del rey y estuvieron dispuestos a morir en lugar de servir o rendir culto a otro dios que no fuera su propio Dios.
29Por lo tanto, yo decreto: si alguien, cualquiera sea su raza, nación o lengua, habla en contra del Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, será despedazado y su casa será reducida a un montón de escombros. ¡No hay otro dios que pueda rescatar de esta manera!».
30Luego el rey ascendió a Sadrac, Mesac y Abed-nego a puestos aún más altos en la provincia de Babilonia.
Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, copyright © 2010 by Tyndale House Foundation. Used by permission of Tyndale House Publishers, a Division of Tyndale House Ministries, Carol Stream, Illinois 60188. All rights reserved.