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Idolatría de los líderes de Israel
1Después me visitaron algunos de los líderes de Israel y, mientras estaban sentados conmigo,
2recibí este mensaje del Señor:
3«Hijo de hombre, estos líderes han levantado ídolos14:3 El término hebreo (literalmente cosas redondas) probablemente se refiere al estiércol; también en 14:4, 5, 6, 7. en su corazón. Se han entregado a cosas que los harán caer en pecado. ¿Por qué habría de escuchar sus peticiones?
4Diles: “Esto dice el Señor Soberano: ‘Los israelitas han levantado ídolos en su corazón y han caído en pecado y después corren a consultar a un profeta. Así que yo, el Señor, les daré la clase de respuesta que merece su gran idolatría,
5a fin de conquistar la mente y el corazón de mi pueblo que me ha abandonado para rendir culto a sus ídolos detestables’”.
6»Por lo tanto, diles a los israelitas: “Esto dice el Señor Soberano: ‘Arrepiéntanse y abandonen sus ídolos, y dejen de cometer ya sus pecados detestables.
7Yo, el Señor, les responderé a todos —sean israelitas o extranjeros— los que me rechazan y levantan ídolos en su corazón y así caen en pecado, y después van a consultar a un profeta en busca de mi consejo.
8Me pondré en contra de esas personas y haré de ellas un ejemplo espantoso cuando las elimine de mi pueblo. Entonces ustedes sabrán que yo soy el Señor.
9»”’Además, si un profeta es engañado para que dé un mensaje, es porque yo, el Señor, engañé a ese profeta. Alzaré mi puño contra esos profetas y los eliminaré de la comunidad de Israel.
10Tanto los falsos profetas como quienes los consultan serán castigados por sus pecados.
11De este modo, los israelitas aprenderán a no alejarse de mí y por tanto a no contaminarse con el pecado. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!’”».
Certeza del castigo del Señor
12Luego recibí este mensaje del Señor:
13«Hijo de hombre, supongamos que los habitantes de un país pecaran contra mí y yo alzara mi puño para aplastarlos al cortarles la provisión de alimento y al hacerles pasar un hambre que destruyera tanto a personas como a animales.
14Aunque Noé, Daniel y Job estuvieran allí, su justicia los salvaría solo a ellos y no a ningún otro, dice el Señor Soberano.
15»O supongamos que yo les enviara animales salvajes que invadieran el país, mataran a los habitantes y dejaran la tierra desolada y demasiado peligrosa para ser transitada.
16Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor Soberano, aunque esos tres hombres estuvieran allí, no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas. Se salvarían solo ellos tres, pero la tierra quedaría desolada.
17»O supongamos que yo provocara guerra contra el país y mandara ejércitos enemigos para destruir tanto a personas como a animales.
18Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor Soberano, aunque esos tres hombres estuvieran allí, no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas. Solo ellos tres se salvarían.
19»O supongamos que yo derramara mi furia y enviara una epidemia al país que matara tanto a personas como a animales.
20Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor Soberano, aunque Noé, Daniel y Job estuvieran allí, no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas. Solo ellos tres se salvarían por causa de su justicia.
21»Ahora esto dice el Señor Soberano: ¡qué terrible será cuando estos cuatro castigos espantosos caigan sobre Jerusalén —guerra, hambre, animales salvajes y enfermedades— y destruyan a todos sus habitantes y a los animales!
22Sin embargo, habrá sobrevivientes, quienes vendrán aquí, desterrados como ustedes en Babilonia. Ustedes verán con sus propios ojos lo perversos que ellos son y entonces no se sentirán tan mal por lo que hice en Jerusalén.
23Cuando se reúnan con ellos y vean cómo se comportan, entenderán que lo que hice a Israel no fue sin motivo. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!».
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